El Bosco es una narración sin palabras hecha a partir de las ilustraciones de este pintor del siglo XV que tomó el nombre de su ciudad de origen (Den Bosch, que también significa bosque en holandés) Seguro que cualquiera de nosotros se ha quedado boquiabierto ante las pinturas atestadas de acciones y figuras extrañísimas de El Bosco. Y si uno se queda mirando sus detalles y figuras con detenimiento, no se acaba nunca el despliegue del mundo fantástico que nos ofrecen. Sobre su actualidad, Joan-Pere Viladecans decía hace pocos días en el suplemento cultural de La Vanguardia (22/11/2016): «en el V centenario de su muerte y en plena época de la cultura digital, los videojuegos y también del cómic, el Bosco es una estrella de la divulgación visual«, «el Bosco pintó con colores agrios, ácidos, artificiales. Unas pinturas sin casi trazos de pincel ni de gestualidad. ¿Una pintura digitalizada hace 500 años? «. Y el libro que recomendamos se sitúa en esta consideración de modernidad, proponiendo una lectura al alcance de los niños. Lo que ha hecho este ilustrador indonesio, establecido en Holanda, es tomar un montón de detalles de ocho de las obras de El Bosco (que se citan al final del libro, con la ilustración de una de ellas) y enlazarlas para crear una historia. Allí, el niño Hieronymus, como el nombre del pintor, cae por un acantilado y se encuentra en ese mundo bosquiano que desvaría. Le roban tres posesiones (gorra, mochila y pelota) y da comienzo la aventura de recuperarlas y de volver al mundo habitual.

El libro está muy bien editado, en un gran formato con ilustraciones de doble página, que inicia su magia ya en las guardas, atiborradas de personajes de El Bosco. Supone una maravillosa y entretenida familiarización con esta obra pictórica a partir de una historia bien construida que permite vagar por un mundo lleno de detalles inquietantes y seres fascinantes. Una rica experiencia de lectura que ofrece a los niños y niñas un legado cultural de primer orden.

Teresa Colomer