Loba es una novela juvenil ganadora del premio Gran Angular 2013 de la editorial SM. Para empezar podemos decir que resulta una muy buena novela de fantasía épica. No faltan los ingredientes del género: varios reinos de tipo medievales, luchas, magia, un viaje iniciático y una heroína que debe salvar el reino enfrentándose con un dragón. Pero el dominio del lenguaje, la fuerza y ​​matices de los personajes, la potencia de las escenas, la ambición de los temas humanos tratados o la falta de maniqueísmo en sus diversos niveles de enfrentamiento individual y colectivo la destacan claramente, tanto para los aficionados al género, como para los que quieren hacer una cata de calidad en este tipo de narrativa. Podríamos decir que la obra se inscribe claramente en la línea de Un mago de Terramar de Úrsula Le Guin, más que en la cadena de productos comerciales que se reproducen sin tregua.
El protagonismo femenino de una princesa de nombre simbólico, Soledad, es uno de los aciertos de la obra, una princesa adolescente y guerrera que realizará su aprendizaje vital, desde la necesidad de ser aceptada por el padre u otros conflictos tan juveniles como humanos, hasta alcanzar un nivel épico al verse situada en un triángulo de fuerzas contrapuestas entre ella misma, el último dragón y el unicornio. Un mago comparte en cierto modo su protagonismo y la historia amorosa que atraviesa el relato, pero la función del personaje queda limitada al inicio de la obra, cuando su arrogancia juvenil desencadena la tragedia, y al final, cuando el amor se convierte en un elemento clave al dar la medida del sacrificio salvador. Quizás la voluntad de invertir los estereotipos de género, el equilibrio entre la muchacha, finalmente fuerte, y el mago, frágil, hacen que este personaje no acabe de cuajar y atraviese la mayor parte de la obra como un simple espectador hundido en la culpa. Pero a pesar de ello, el amor, el arrepentimiento, la fidelidad o la renuncia se articulan con acierto en la trama de la obra y en las diversas constelaciones y contraposiciones de personajes, donde cabe destacar una colección realmente admirable de personajes secundarios. La obra presta mucha atención a la elaboración descriptiva, a la red de elementos simbólicos y a la psicología de los personajes, pero el ritmo narrativo se mantiene en alto e impulsa al lector a vivir, sumergido hasta el final, en el potente mundo que se nos presenta.

Teresa Colomer