La joven protagonista de El sonido de los colores, con sus anteojos negros y su bastón blanco, va entrando y saliendo de las estaciones del metro y, con su imaginación, convierte los lugares recorridos en paisajes fantásticos que traen a los lectores reminiscencias de otros relatos y de obras pictóricas pertenecientes tanto a la tradición oriental como occidental.

Brenda Bellorín