El señor Serpiente es un álbum d’Armin Greder, un autor suizo que conocimos a través del impacto intenso de su álbum La isla, tan espléndido, como lamentablemente cada vez más actual, a la vista de cómo evoluciona el tema de las migraciones y los refugiados. Así que es toda una novedad encontrarlo ahora en un ámbito tan diferente: un libro tierno y divertido, dirigidos a los más pequeños, editado por A buen paso.

El señor serpiente se despierta y, como se siente algo solo, decide ir a ver si encuentra alguna otra serpiente cerca. Seguiremos entonces el tradicional esquema de búsqueda tipo: «aquí? … no; aquí? … no», hasta que efectivamente se encuentra lo que se busca y el conflicto desaparece. Un esquema muy apropiado y de éxito asegurado con los pequeños lectores y que aquí, como ocurre en los buenos títulos, presenta algunos rasgos muy especiales: en primer lugar queremos destacar la forma en la que las ilustraciones se esparcen por un espacio en blanco, pero que adquiere la consistencia mental de un jardín, así como la manera en la que juegan las imágenes con los márgenes para mostrar y esconder, para apenas insinuar las ampliaciones de la escena con otros animalillos que corren por allí o con otras formas ondulantes que la serpiente no ve. En segundo lugar, la capacidad expresiva del rostro de la serpiente con tantas modalidades de alegría, frustración, enojo, sorpresa o esperanza; e incluso de enamoramiento, cuando la historia del encuentro con otra serpiente añade de forma divertida este tema para cerrar la historia. En tercer lugar, resulta todo un acierto recoger al final los objetos esparcidos de líneas onduladas que han ido apareciendo (una manguera, un cinturón, etc.) en una explicación narrativa que les otorga un sentido retrospectivo y cierra una segunda pequeña historia.

Nos hallamos, pues, con dos pequeñas secuencias coherentes, inscritas en un álbum divertido y delicado, basado en la insinuación y el detalle de un paseo por un jardín, un lugar que resulta tan lleno de coincidencias, acciones simultáneas, aleatoriedad y establecimiento de sentido como la vida misma de los pequeños lectores.

Teresa Colomer