A pesar de su título, Diferent no es un libro sobre la aceptación de la diferencia. Y esto nos parece un punto a favor de la originalidad, tal como anda la edición actualmente. Pero en realidad sí que trata de un chico muy diferente, tanto que cuando Félix se despierta de un coma -no por casualidad nueve meses después de un accidente provocado por sus padres-, decide llamarse Anders, es decir , «diferente». La gracia del libro se desliza por esta diferencia que no se nos acaba de explicar claramente y que tendremos que ir deduciendo, al igual que deben hacerlo los perplejos personajes de su entorno. Es a través de la conciencia repartida entre estos personajes que le contemplan como se narran los hechos, así que vamos leyendo siempre con el sentido algo suspendido, lo que provoca claramente la intriga, pero quizás también un cierto cansancio hasta que la trama nos ofrece un argumento más estructurado que el de la visión emergente de la nueva personalidad de Félix. Y finalmente, cuando queda claro que no nos hallamos ante ninguna abducción, ni ante un relato de superhéroes, incluso a pesar de los poderes especiales del protagonista, la fragilidad del paso entre la infancia y la adolescencia va ganando su espacio. La tensión entre los convencionalismos y la afirmación de uno mismo, el espacio de exposición al peligro para establecer los propios límites o la exploración de la maldad y la asunción de la responsabilidad se traducen de manera clara y a la vez sutil en diferentes acciones y escenas. También lo hace a través de las relaciones de Anders con los demás, especialmente en la bien construida amistad con un viejo profesor solitario. Cuando la obra termina, nos deja la sensación de haber asistido realmente a un vagar por la entrada en la adolescencia, por los paisajes, la leyenda y la vecindad de un pueblo, por un situarse entre las dificultades de comunicación y el impulso de crecer y ser uno mismo. Conocimos a este autor alemán con la exitosa obra de misterio de la trilogía de Rico y Óscar y era curioso saber si también tenía éxito con una obra dirigida a un público más adolescente. Pues el resultado no está nada mal.

Teresa Colomer