Corazones de gofre es un encantador libro de aventuras infantiles, en la línea de Tania Val de Lumbre y la narrativa nórdica que triunfa en estos momentos en el campo de los libros para niños, y así, esta obra, por ejemplo, obtuvo el premio 2015 al mejor libro del año que otorga la prestigiosa revista italiana Andersen.

Las aventuras están protagonizadas por Trille y su amiga Lena, dos niños que viven en una cala noruega, en un entorno rural, tranquilo y protegido. El libro se extiende desde la fiesta de la noche de San Juan de un año hasta el siguiente y trata de las travesuras y los acontecimientos más o menos cotidianos ocurridos en este período. Lena es un personaje memorable, en el estilo de Pippi Calzaslargas, y la conocemos desde la mirada fascinada de Trille, un niño pacífico, racional y sensible. El equilibrio de caracteres está bien logrado, las aventuras de los dos niños son emocionantes y divertidas, las reacciones de todos los personajes son verosímiles y el relato está bien trabado entre los episodios concretos y el desarrollo de la vida en el fondo donde se enmarcan. Es una buena noticia que aparezca una narración tan consistente para unas edades para las que la oferta actual del mercado está más llena de álbumes que de narraciones atractivas. Vale la pena aprovecharlo.

Teresa Colomer