Veréis inmediatamente Animales domésticos en el expositor de la librería, porque lo primero que atrapa de este libro es su particular y lograda estética. Una rápida impresión de revista de moda norteamericana de los años 40s o 50s, una combinación de dibujo, fotografía y libro de conocimientos en composiciones de pósteres y fotogramas de película que organizan la narración en viñetas, más de fotonovela que de cómic, sobre fondo blanco y con el texto debajo. Tanta sofisticación, llena de referentes visuales en la modernidad, no anula, sin embargo la historia que cuenta. Se trata, igualmente, de un juego distanciado, una voluntad acumulativa y alocada dentro de una férrea lógica del absurdo, un juego de ironía y complicidad que equilibra perfectamente la forma y el fondo de esta ficción sobre un matrimonio acomodado (recordemos El gran Gatsby, de nuevo trasladado a las pantallas) que ofrece fiestas para celebrar la llegada sucesiva de animales en su casa: un perro, un gato, una mosca, unos ratones, un sapo y un mariposo. Las secuencias narrativas de cada una de estas apariciones se forman a partir de las connotaciones propias de estos animales: la fidelidad del perro como mayordomo (impagable la secuencia del robo del coche a partir de la imposibilidad del perro de distinguir los colores), la independencia del gato que se considera el adoptante del matrimonio o la expectativa de que el sapo se convierta en un príncipe. Todo en medio de una alegría festiva y una gran calidez entre los personajes que cierra el libro con la fiesta en honor del mariposo, un personaje que puede vivir sólo una noche de amor y continuidad de la vida. Y bien, entonces, ¡disfrutémosla a fondo todos juntos, tal como nos propone el libro!
Estamos totalmente de acuerdo con la excelente reseña de Ángel Burgas en la web de “Llibres del replà” (http://llibresalrepla.blogspot.com.es/2013/04/la-dolce-vita.html) cuando habla » de una propuesta muy de nuestros días, mezcla de posmodernidad, hedonismo y revisión nostálgica del imaginario popular universal «. Otra cosa es pensar hasta qué punto este tipo de propuestas dejan espacio a los pequeños lectores. Hay que tenerlo en cuenta al destinar el libro a lectores algo mayores y con más experiencia estética, pensando en una ocasión para compartir con ellos el descubrimiento de una composición tan compleja como divertida.

Teresa Colomer